Buenos hábitos: cómo adquirirlos y mantenerlos en el tiempo
¿Sabías que el cerebro tiene una cualidad que facilita la adquisición de buenos hábitos? Esta cualidad, que juega a nuestro favor, es lo que se conoce como la plasticidad neuronal. La neurociencia ha demostrado que podemos remodelar nuestro cerebro a lo largo de toda la vida a través de lo que hacemos y pensamos.
Ahora bien, si quieres cambiar de hábitos, también debes saber que por un lado, nuestro cerebro siempre sigue el camino que conoce mejor y, por el otro que no sabe olvidar, sino que sabe reemplazar. Por esta razón, la clave para conseguir realizar un cambio es sustituir un comportamiento o un pensamiento por otro, acostumbrar a nuestras neuronas a trazar esa nueva ruta en el cerebro que reemplazará la anterior, como explica la neurocientífica Nazareth Castellanos en el fascinante libro El espejo del cerebro.
¿Qué son los hábitos? ¿Por qué son tan importantes?
James Clear, el autor de Hábitos atómicos: cambios pequeños, resultados extraordinarios, define el concepto de hábito como “una rutina o conducta que se practica con regularidad y, en muchos casos de manera automática”.
En el libro, Clear explica que la vida que tenemos es la suma de todos los hábitos que hemos ido adquiriendo. Nuestra salud física y emocional, así como el éxito profesional, son el resultado de los hábitos que llevamos a cabo cada día.
Por esta razón, si adquirir buenos hábitos es tan determinante para nuestro bienestar en todos los ámbitos, hay que empezar por ver que algunos de ellos son esenciales y habría que introducirlos en nuestro día a día.
Cómo cambiar de hábitos: logra todo lo que te propongas
Los cambios cerebrales involucrados en el cambio de hábitos requieren de un tiempo. Esto provoca que mucha gente no consiga ser constante. Sin embargo, el sencillo método que ha desarrollado James Clear, autor del libro Hábitos atómicos, basándose en investigaciones científicas, se muestra eficaz para salvar los obstáculos que nos encontramos.
En este sentido, el autor define los hábitos atómicos como los pequeños hábitos que conforman los ladrillos de los resultados excepcionales, al igual que los átomos son los ladrillos de las moléculas. De esta manera, en lugar de fijarnos grandes metas, Clear propone empezar por introducir estos pequeños cambios que parecen no tener mucho efecto hasta que cruzamos un umbral crítico y se consolidan. La clave es reducir un objetivo ambicioso a un objetivo sencillo que nos resulte fácil de cumplir, ya que es imprescindible que un hábito quede establecido antes de pasar a mejorarlo o ampliarlo.
Cuando te propongas un objetivo, pregúntate primero qué tipo de persona lograría esa meta. Una vez que hayas definido esa identidad, enfócate en desarrollar pequeños hábitos que refuercen esa narrativa. A medida que, día a día vayas comprobando que empiezas a ser esa persona que definiste al inicio, los buenos hábitos se irán reforzando de manera natural.
El proceso para cambiar de hábitos se lleva a cabo siguiendo las cuatro leyes del cambio de conducta, que también están concebidas para eliminar los malos hábitos, aplicando su correspondiente ley inversa. A continuación, te proporcionamos algunos detalles acerca de estas cuatro leyes.
Primera ley: hazlo obvio
Los pequeños cambios de ambiente pueden conducir a grandes cambios de conducta. Incorpora señales que sean disparadoras del hábito que quieres lograr en este nuevo contexto en el que, además, ya no estarás expuesto a las señales que causaban un mal hábito, si lo tenías.
Segunda ley: hazlo atractivo
Adquirir un hábito depende de si el proceso es lo suficientemente atractivo como para que genere dopamina en nuestro cerebro. Crea rituales motivacionales haciendo algo que disfrutes mucho justo antes de realizar el hábito que te cuesta. Rodéate de personas con los mismos hábitos que tú quieres conseguir, que te estimulen y motiven. Y, si es posible, convierte tu objetivo en una meta global y compartida: el atractivo que tenga tu objetivo se multiplicará.
Tercera ley: hazlo sencillo
En lugar de proponerte lograr que un hábito sea perfecto desde el inicio, redúcelo a algo sencillo, pero de manera consistente. Recuerda que los hábitos se construyen por la frecuencia con que se practican, no por el tiempo que se practican. Así es como se automatizan.
Cuarta ley: hazlo satisfactorio
Las recompensas a largo plazo no suelen motivarnos, sin embargo las inmediatas sí lo hacen. Haz que tu experiencia sea placentera y te aporte satisfacción. Para ello, puedes utilizar el refuerzo positivo, como premiar a tu cerebro con una recompensa saludable cuando termines, y llevar un registro del historial de todo el proceso. ¡Te sorprenderá comprobar el efecto tan poderoso que tiene constatar que estás logrando cambiar de hábitos y que te estás convirtiendo en la persona que querías ser!
¿Quieres saber más sobre cómo puedes lograr unos buenos hábitos? En mi programa Anclaje de Hábitos para una vida plena, podrás acceder a masterclasses y sesiones en las que aprenderás cómo, con cambios pequeños, conseguirás resultados extraordinarios, con los que podrás descubrir que los cambios minúsculos pueden crecer hasta llegar a cambiar nuestra carrera profesional, nuestras relaciones y todos los aspectos de nuestra vida.