Aprender a fluir, uno de los secretos de la vida bien vivida
La vida es un viaje lleno de cambios y desafíos. Es fácil sentirse abrumado por las circunstancias cambiantes y los obstáculos que se nos presentan. Sin embargo, hay una manera de vivir la vida de forma más plena y satisfactoria, incluso en medio del cambio y la incertidumbre.
Este artículo explora el concepto de flujo, un estado de concentración plena y disfrute que se produce cuando estamos completamente inmersos en una actividad. El modo Flow o estado de flujo se ha descrito como una experiencia de atención plena, creatividad y plenitud.
Aprender a fluir es uno de los secretos de una vida bien vivida. Cuando estamos en estado de flujo, estamos más conectados con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Somos más capaces de enfrentar los desafíos y aprovechar las oportunidades.
Adaptabilidad y flexibilidad
El flujo requiere adaptabilidad y flexibilidad. Cuando estamos en flujo, estamos abiertos a nuevas experiencias y dispuestos a cambiar nuestra forma de pensar y actuar. No nos resistimos al cambio, sino que lo abrazamos como una oportunidad de crecimiento.
La vida es un río cambiante que no se deja encauzar. Si queremos vivir una vida plena, necesitamos ser capaces de adaptarnos a los cambios. Necesitamos ser flexibles y dispuestos a cambiar de rumbo cuando sea necesario.
Creatividad y entusiasmo
El estado de flujo también requiere creatividad y entusiasmo. Cuando estamos en flujo, estamos abiertos a nuevas ideas y soluciones, y llenos de entusiamo por la tarea que tenemos entre manos.
La creatividad nos permite encontrar nuevas formas de superar los desafíos. El entusiasmo nos da energía para seguir adelante, incluso cuando las cosas se ponen difíciles.
El modo flow o estado de flujo de Mihaly Csikszentmihalyi
El psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi acuñó el término “flujo” para describir un estado de concentración plena y disfrute que se produce cuando estamos completamente inmersos en una actividad.
Csikszentmihalyi identificó las siguientes características del estado de flujo:
El flujo, según Csikszentmihalyi, se manifiesta a través de distintas características que definen este estado especial:
- Concentración plena. Durante el flujo, nos sumergimos completamente en la tarea presente, eliminando distracciones y enfocándonos intensamente en lo que estamos haciendo.
- Pérdida de conciencia del tiempo. En este estado, el tiempo pasa volando. Nos encontramos tan absortos en la actividad, que no tenemos una percepción clara de cuánto tiempo ha pasado.
- Sensación de control. Cuando estamos totalmente inmersos en la actividad que estamos desarrollando, experimentamos un sentido de control sobre la situación. Sentimos que nuestras acciones tienen un impacto directo en el desarrollo de la tarea.
- Desafío y habilidad. El flujo se encuentra en el equilibrio entre el desafío y nuestras habilidades. Nos enfrentamos a tareas que nos desafían lo suficiente como para mantenernos comprometidos con cierto nivel de exigencia, pero no tanto como para generar frustración.
- Bienestar y satisfacción. La experiencia de flujo está intrínsecamente ligada a un sentimiento de bienestar y satisfacción. Sentimos una alegría profunda y gratificante al participar en la actividad.
El estado de flujo no se limita a un ámbito específico; puede manifestarse en cualquier actividad, desde el trabajo hasta pasatiempos, deportes o relaciones. Al buscar y cultivar estos momentos de flujo, abrimos la puerta a una conexión más profunda con nuestras experiencias diarias, contribuyendo significativamente a nuestro bienestar emocional y felicidad.
La plenitud que se obtiene al entregarse al camino (Tao) que describió Lao-Tse
El Taoísmo es una filosofía china que enfatiza la importancia de vivir en armonía con el flujo natural de la vida.
Según el Taoísmo, la felicidad se encuentra cuando nos entregamos al camino (Tao) y dejamos de resistirnos al cambio. Cuando nos centramos en el proceso, en lugar de la meta, podemos experimentar una sensación de plenitud y satisfacción profundas.
La aceptación radical: nadie tiene el control sobre nada
La aceptación radical, una filosofía arraigada en la práctica del Mindfulness, nos invita a abrazar plenamente la realidad tal como es, sin emitir juicios ni esforzarnos por alterarla. En este contexto, se revela una verdad fundamental: nadie tiene el control sobre nada. Esta percepción puede resultar liberadora, ofreciendo una vía para desentrañar la maraña de ansiedad y estrés que a menudo acompaña al deseo de controlar cada aspecto de nuestras vidas.
Cuando aceptamos radicalmente que no tenemos el control, reconocemos la naturaleza efímera e impredecible de la existencia. La vida es un río cambiante que no se deja encauzar fácilmente, y al soltar la necesidad de controlar su curso, nos abrimos a la experiencia plena del momento presente. En lugar de resistirnos a las mareas de la vida, aprendemos a fluir con ellas, encontrando una sensación de paz en medio de la incertidumbre.
De la zanahoria al camino, de la meta al proceso
En la travesía de la vida, a menudo nos encontramos ante la disyuntiva entre centrarnos en la zanahoria tentadora de la meta deseada o sumergirnos en el camino que se despliega ante nosotros. Cuando nuestra atención se concentra en la meta (la zanahoria), el deseo nos impulsa. Se trata de una fuerza insaciable que, paradójicamente, nos devuelve al punto de partida una vez alcanzada. Esta búsqueda constante puede dejarnos anhelando más, con una insatisfacción permanente, y sin la plenitud que esperábamos encontrar al llegar a nuestro destino.
Sin embargo, al desplazar nuestra atención hacia el proceso en sí mismo, nos sumergimos en una experiencia más rica y significativa. Centrarnos en el viaje, en lugar de la meta, nos permite saborear cada paso, apreciar las lecciones que se revelan en el camino y experimentar una sensación de satisfacción más duradera. Este cambio de enfoque transforma la manera en que abordamos nuestros objetivos y nos invita a encontrar la alegría en cada momento, en lugar de postergar nuestra felicidad hasta alcanzar la meta futura.
El deseo como fuente de eterna insatisfacción
El deseo es una fuerza poderosa que puede conducirnos a la felicidad o a la infelicidad. Cuando el deseo es insaciable, nos lleva a una búsqueda interminable de la satisfacción.
La felicidad condicionada es la creencia de que seremos felices cuando consigamos algo que deseamos. Sin embargo, cuando conseguimos lo que deseamos, la felicidad es a menudo efímera.
Técnicas para fluir
Hay muchas técnicas que pueden ayudarnos a fluir:
- Meditar.
- Practicar disciplinas mente-cuerpo (yoga, Tai Chi, Qi Gong).
- Practicar artes marciales.
- Practicar artes (pintura, poesía, fotografía).
- Recibir masajes.
- Realizar trabajos manuales.
- Realizar las tareas cotidianas con atención plena: jardinería, cocinar, planchar,… cualquier actividad nos puede llevar al estado de flujo si la practicamos con atención plena.
Estas técnicas pueden ayudarnos a desarrollar la atención plena, la concentración y la flexibilidad, cualidades necesarias para experimentar el estado de flujo.
Aprender a fluir es una habilidad que puede enriquecer nuestra vida de muchas maneras. Cuando estamos en flujo, estamos más conectados con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea. Somos más capaces de enfrentarnos a los desafíos y aprovechar las oportunidades.